Crear de la nada es creer en todo,
creyendo o creando al final seremos los mismos cretinos de siempre
los mismos ilusos que nos entregamos al vicio escribidor
no menos dañino que el tabaco a los pulmones
o el alcohol a nuestros hígados ( así es).
Pues nuestra mente se vicia con las letras y las armas que decimos,
y los pequeños seres multiformes que parimos,
esas pequeñas basofias que vomitamos por accidente
nos miran, me miran
me dicen cuan seco estoy por dentro
cuan falsa es la misma falsedad que escribo
y cuan cierto es la nada que yo sería si me detuviese.
Ya que no solo de poesía vive el hombre
también de todo lo que hace que se paguen las cuentas
Porque el hombre que nació creyendo en todo
al final no creerá en nada,
y el que no creaba ni una cosa
quedará como ángel-demonio de las creaciones
y de las maquinaciones grises,
ya que el maniqueísmo no dominó mi seso.
Al final y al cabo no ofrezco más pajaritos de colores,
ni mascarones apuntados en mi inventario
solo soy un poeta cesante e incesante de la prole escribidora
que se inunda de ideas burdas que pudieron ser un buen poema.
Más, al final y al cabo
solo creo en lo que se crea
y solo crearé lo que mi mente creyese como cierto.
Aunque el psiquiatra diga lo contrario...